jueves, 30 de mayo de 2013

Bloom
La ampliamente conocida y utilizada Taxonomía de objetivos educativos de Bloom fue presentada en 1956 por su autor, Benjamín Bloom, psicólogo y Doctor en Educación, y en ese tiempo Director Asociado del Consejo de Examinación de la Universidad de Chicago. El interés de Bloom se orientó a construir un marco conceptual aplicable a la práctica instruccional y educativa con el objetivo de formar a los individuos en el desarrollo de habilidades intelectuales o cognitivas, especialmente las de nivel superior, y mejorar de esa manera los aprendizajes. La Taxonomía es un marco conceptual para clasificar afirmaciones respecto de aquello que los educadores esperan que los estudiantes aprendan como resultado del proceso de enseñanza. Fue concebida como una manera de utilizar el intercambio de ítems de pruebas entre facultativos universitarios para crear bancos de ítemes que midiesen los mismos objetivos educativos y reducir así la tarea anual de prepara instrumentos de evaluación comprehensivos (Krathwohl, 2002:212). Uno de los usos más frecuentes de la Taxonomía ha sido el de clasificar los objetivos curriculares y someter a prueba ítemes para evidenciar la amplitud, o falta de amplitud, de los objetivos a través del espectro de sus seis categorías (Amer, 2006).
Bloom fue el iniciador de la idea de desarrollar dicho marco conceptual: para ello reunió a un grupo de especialistas provenientes de todo Estados Unidos, interesados en llevar a cabo el proyecto. Este grupo se reunió dos veces al año a partir de 1949 para revisar y evaluar el avance del trabajo, y planificar las etapas siguientes. La versión final del texto fue publicada en el año 1956 con el nombre de ―Taxonomy of Educational Objectives, the Classification of Educational Goals - Handbook I: Cognitive Domain‖ (Bloom, Engelhart, Furst, Hill, y Krathwohl, 1956). El proyecto inicial contemplaba dos obras adicionales: La ―Taxonomy of Educational Objectives, the Classification of Educational Goals - Handbook II: Affective Domain‖ fue publicada más tarde (Krathwohl, Bloom, y Masia, 1964); pero la tercera parte, una taxonomía para el dominio psicomotor, nunca fue publicada por el grupo de autores original, aunque esa línea fue desarrollada posteriormente por Simpson (1966), Dave (1970) y Harrow (1972).

La Taxonomía original
Según Bloom y sus colaboradores, cualquier tarea formativa favorece en el individuo el desarrollo de uno de tres dominios psicológicos: el cognitivo, el afectivo, o el psicomotor. El dominio cognitivo se relaciona con la capacidad de utilizar información para el pensamiento y el aprendizaje; el dominio afectivo se refiere a los elementos de orden emocional que intervienen en el proceso de aprendizaje; y el dominio psicomotor comprende las habilidades de manipular objetos o el entorno físico. La taxonomía original fue cuidadosamente diseñada para ayudar a profesores y a diseñadores educacionales a clasificar objetivos y metas educativas, y señala los tipos de tareas que debe resolver un individuo (o un estudiante) para su logro y entregando definiciones operacionales para poner en práctica habilidades en cada una de seis categorías del ámbito cognitivo.
El modelo de Bloom en su dimensión cognitiva es de carácter jerárquico, pues ordena a un conjunto de habilidades intelectuales fundamentales según un criterio de nivel de complejidad creciente. Dichas habilidades son, en ese orden, las de comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación; cada una de estas categorías, con la sola excepción de la de aplicación, fue dividida en subcategorías. Las subcategorías fueron ordenadas a su vez desde lo simple a lo complejo, y desde lo concreto a lo abstracto, El modelo de Bloom se basa, por lo tanto, en el supuesto fundamental de que las operaciones cognitivas pueden clasificarse en niveles de complejidad creciente.
La taxonomía plantea que el resultado de la puesta en práctica de las habilidades cognitivas, y sus beneficios sobre el aprendizaje, dependen de la naturaleza de la tarea. Así, la memorización de hechos o datos, si bien es importante y necesaria para el aprendizaje, no moviliza en el individuo la misma cantidad de procesos intelectuales que el análisis o la evaluación de información, ni tiene tantos beneficios sobre el aprendizaje como lo tienen éstos dos últimos procedimientos.



La Taxonomía de Bloom en su dimensión cognitiva tiene la siguiente forma:
Fuente: Krathwohl (2002)
 1. Conocimiento:
1.1. Conocimiento de elementos específicos:
1.1.1. Conocimiento de terminología.
1.1.2. Conocimiento de hechos específicos.
1.2. Conocimiento de maneras y medios de relacionarse con hechos específicos:
1.2.1. Conocimiento de convenciones.
1.2.2. Conocimiento de tendencias y secuencias.
1.2.3. Conocimiento de clasificaciones y categorías.
1.2.4. Conocimiento de criterios.
1.2.5. Conocimiento de metodologías.
1.3. Conocimiento de universales y abstracciones en un campo determinado:
1.3.1. Conocimiento de principios y generalizaciones.
1.3.2. Conocimiento de teorías y estructuras.
2. Comprensión:
2.1. Traducción.
2.2. Interpretación.
2.3. Extrapolación.
3. Aplicación.
4. Análisis:
4.1. Análisis de elementos.
4.2. Análisis de relaciones.
4.3. Análisis de principios organizativos.
5. Síntesis:
5.1. Producción de una comunicación única.
5.2. Producción de un plan, o conjunto propuesto de operaciones.
5.3. Derivación de un conjunto de relaciones abstractas.
6. Evaluación:
6.1. Evaluación en términos de evidencia interna.
6.2. Juicios en términos de criterios externos.

El significado dado por Bloom a las seis habilidades intelectuales de su modelo es el siguiente:
a)    El conocimiento es definido como el acto de recordar información previamente apropiada y aprendida, y se ubica en el menor nivel de las metas de aprendizaje en el dominio cognitivo. Esto puede involucrar un amplio rango de material: desde hechos específicos, pasando por términos comunes, métodos, procedimientos, conceptos, principios, hasta teorías completas, todos los cuales permitan a un estudiante traer a la mente la información apropiada para una determinada tarea. Los objetivos de aprendizaje en el nivel de conocimiento se expresan en términos de definir, describir, identificar, categorizar, listar, hacer coincidir, nombrar, recordar, reproducir, seleccionar, establecer.
  b.) La comprensión es captar el significado de un determinado material informativo. Dicha habilidad puede demostrarse trasladando material desde una forma a otra (por ejemplo, palabras a números), interpretando material (explicando o resumiendo), y estimando tendencias futuras (prediciendo efectos o consecuencias). Este segundo nivel de la taxonomía es todavía elemental. Los objetivos educativos son los de comprender hechos y principios, interpretar material verbal o visual (como por ejemplo gráficos), traducir material verbal a fórmulas matemáticas, o estimar consecuencias futuras para una situación. Los objetivos de aprendizaje en este nivel se expresan como convertir, defender, distinguir, estimar, explicar, inferir, parafrasear, predecir, reescribir, resumir.
c. La aplicación se define como usar información previamente aprendida en situaciones nuevas y concretas para resolver los problemas que tienen respuesta única o una mejor respuesta. Esto incluye la aplicación de reglas, métodos, conceptos, principios, leyes, y teorías. Los objetivos de aprendizaje en este nivel requieren de un mayor nivel de comprensión que aquellos del nivel de comprensión y corresponden a los de aplicar conceptos y principios a nuevas situaciones, aplicar leyes y teorías a situaciones prácticas, resolver problemas matemáticos, o construir gráficos. Los objetivos de aprendizaje en este nivel se plantean en términos de cambiar, demostrar, descubrir, manipular, preparar, producir, referir, mostrar, usar.
d. El análisis consiste en la habilidad de subdividir el material informativo en sus partes componentes, examinándola y tratando de entender su estructura de organización. Esto puede incluir la identificación de las partes, el análisis de las relaciones entre las partes, y el reconocimiento de los principios organizadores involucrados. Las metas de aprendizaje se encuentran a un nivel mayor al de la comprensión y la aplicación pues requieren de una comprensión del contenido y la estructura del material informativo. Los objetivos a este nivel son los de reconocer supuestos implícitos y errores lógicos en el razonamiento, distinguir entre hechos e inferencias, evaluar la relevancia de los datos, analizar la estructura de un trabajo. Las metas de aprendizaje se expresan en términos de desglosar, diagramar, diferenciar, discriminar, distinguir, bosquejar, señalar, separar, subdividir.

e. La síntesis consiste en aplicar de manera creativa elementos de conocimiento anteriores para producir un todo nuevo u original. Esto puede involucrar la producción de una comunicación única (tema o discurso), un plan de operaciones (objetivos de investigación), o un conjunto de relaciones abstractas (esquemas para clasificar información). Las metas de aprendizaje en esta área ponen énfasis en las conductas creativas, con mayor énfasis en la formulación de nuevos patrones o estructuras, y corresponden, por ejemplo, a escribir un tema bien organizado o pronunciar un discurso bien organizado, proponer un plan o crear un nuevo trabajo de escritura, música o arte, integrar aprendizaje de distintas áreas en un plan para resolver nuevos problemas, o formular o desarrollar nuevos esquemas de clasificación. Las metas de aprendizaje se expresan en términos de compilar, componer, crear, idear, diseñar, generar, modificar, organizar, planificar, reordenar, reconstruir, referir, reescribir.

f. La evaluación significa emitir un juicio respecto del valor del material (una afirmación, una novela, un poema, un informe de investigación). Dicho juicio deben estar basados en criterios definidos, los que pueden ser de carácter interno (de organización) o externo (relevancia para el propósito), y que pueden ser determinados por el estudiante o bien pueden serle entregados. Las metas de aprendizaje en este nivel son las más altas de la jerarquía de procesos cognitivos pues contienen elementos de todas los otros niveles, además de juicios de valor basados en criterios definidos. Son objetivos de aprendizaje en este nivel, por ejemplo, los de juzgar la consistencia lógica, la adecuación de las conclusiones, el valor de un trabajo sobre la base de criterios internos, o el valor de un trabajo de acuerdo a estándares externos. Las metas de aprendizaje se expresan en términos de valorar, comparar, finalizar, contrastar, criticar, justificar, interpretar, referir o sostener.

Como se ha explicado, estas cinco categorías fueron diseñadas para definir un campo de procesos cognitivos desde un nivel simple a otro abstracto, desde la simplicidad hacia la complejidad. Pero además de ser jerárquico, el modelo posee un carácter acumulativo, pues plantea que el dominio o destreza en un cierto nivel por parte de un individuo tiene como requisito el dominio del nivel anterior.


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