jueves, 24 de marzo de 2011

La voz de los '80;La década que debió rearmar la música popular chilena

La voz de los '80







La década que debió rearmar la música popular chilena




Recordamos los lugares (Trolley, Garage de Matucana), las modas (negro y gel) y las voces que sostuvieron al pop/rock chileno de los años 80. Pero solemos olvidar que su esencia respondió a una gesta casi heroica: sostener un movimiento creativo cuando todas las condiciones estaban en contra, y la profesionalización debió partir de cero.






Por Marisol García


Los Prisioneros.






Ha sido una tendencia reciente comenzar a hablar de la música chilena de los años '80 con cierta consideración. Durante años, el recuerdo del llamado "boom pop" de esa época se enarboló con sorna y algo así como vergüenza ajena. Era una ingenuidad, se pensaba, pretender ser estrella de rock bajo una dictadura aficionada a prácticas tan poco amables como el toque de queda o la intoxicación intelectual veraniega de un país completo a través del inofensivo y brillante Festival de Viña. Más que a la composición, fue un tiempo en el que se "jugó a la música", creen algunos.




El tiempo es, casi siempre, el mejor juez, y hoy la música chilena de los 80 goza de un renovado respeto. Ha sido indispensable separar la paja del trigo, por supuesto, pero en la conciencia masiva existe una diferenciación clara entre lo pasajero y lo trascendente; lo risible y aquello digno de análisis. Porque si bien la música chilena de los años '80 fue Cinema, Engrupo, Q.E.P. y otra serie de bandas olvidables, también sostuvo el desarrollo del grupo rock más arriesgado y vendedor de nuestra historia, Los Prisioneros; además de un movimiento de pop cuyos principales gestores se mantienen hasta hoy activos en la creación. Desde la vereda de la opinión, el Canto Nuevo pretendió relevar la posta que tan dolorosamente había cortado el golpe de Estado en el flujo de la Nueva Canción Chilena.




Pendiente como nunca antes de las modas extranjeras, administrador de una información precaria y parcial, aliado sólo en apariencia a los medios de comunicación, el pop/rock de los 80 en Chile fue lo que pudo ser en un contexto que obligaba a iniciar todo desde cero, y en el que los profesionales debieron ir improvisándose como tales sobre la marcha. Su valor es hoy marca comprobable en al menos una docena de estupendos discos, pero también en la solidez de un movimiento musical que ha podido contar con la referencia fundamental de quienes lograron ser músicos cuando aquello era un disparate. Los 80 son una estética reconocible, pero también un espíritu rara vez reconocido.






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